La VoZ digital | “No me molesta que me digan Sicario”

2019-02-26 | 09:28

Futbol Internacional

“No me molesta que me digan Sicario”
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Robert Rojas, el joven zaguero que arrancó firme en River, no olvida sus orígenes en la chacra familiar, cuenta que su apodo surgió porque no me dejé cortar el pelo en Guaraní y admite que sueña con levantar la Copa.

Su imagen difiere absolutamente con lo que transmite su apodo. Robert Rojas es un joven criado entre plantas de mandioca, zapallo y sésamo. Con pies curtidos desde chico por patear pelotas en los potreros de Concepción, una ciudad paraguaya ubicada a 417 kilómetros de Asunción y de alrededor de 85.000 habitantes, pero a la vez con las manos ásperas por andar con el machete o cortando ramas hasta con sus dedos durante las cosechas, siempre con el clásico teteré como combustible y en compañía de su madre y a su padre, Nicolás. Incluso, apenas se cocretó su pase a River, en 1.200.000 dólares, el defensor de 22 años se refugió en la chacra familiar del parage Peguahomi. “Quería compartir ese momento con mis padres. Yo lloré de alegría cuando me llamaron de River y ellos no lo podían creen. Es un sueño lo que estoy viviendo”, le dije a Olé el ex zaguero de Guaraní al que el entrenador argentino Gabriel Garnero (ex jugador de Independiente) lo calificó como “un Morrón Rotchen paraguayo”.

 
Gallardo habla y Robert Rojas lo escucha (Prensa River)

Gallardo habla y Robert Rojas lo escucha (Prensa River)

-¿Por qué te dicen Sicario?

 

-Es un apodo que me puso un compañero de Guaraní. Cuando hice la primera pretemporada con el plantel profesional me quisieron cortar el cabello y yo no quería, estaba con cara de serio, enojado, entonces este compañero dijo “uy, miren, este tiene cara de Sicario, no lo corten”. Por eso me quedó el apodo. Y no me molesta que me digan Sicario, para mí no hay ningún problema.

 

-¿Te sorprendió que acá se hablara tanto de tu apodo?

 

-Sí, claro que me sorprendió. No me imaginé que iba a llegar tan rápido ese apodo acá, pero no me molesta para nada.

 

-¿Tu llegada a River es un premio al sacrificio que hiciste durante toda tu vida?

 

-Y, puede ser, yo creo que sí. Yo estoy acostumbrado a esforzarme. Trabajaba en la chacra con mi papá cuando era chico. Plantábamos zapallo, mandioca y todo tipo de cosas. También vendía sombreros de paja en el almacén de mi familia. Por eso estoy disfrutando mucho lo que estoy viviendo en este momento.

 

-¿Es cierto que también ayudabas al encargado de la pensión de Guaraní?

-Sí, ja. Cuando llegué no sabía qué hacer.En la pensión no había nada. Mi cama y yo. Sin ventilador y con muchos mosquitos. Sacaba mi colchón afuera, pero amanecía peleándome con los mosquitos, ja. Entonces ayudaba al cuidador a cortar el pasto, a tirar las hojas, todo eso.

-O sea que la pasaste mal.

-Sí, mi papá llamaba, preguntaba cómo estaba y yo le decía ‘mejor que nunca’. Pero era mentira: por dentro estaba llorando. Tenía 16 años y era muy difícil para mí. Extrañaba mucho, a mi familia, mis amigos, ellos significan todo para mí. Por más que te parezca que no hay mucho ahí (en la chacra), da gusto estar, es mi lugar en el mundo. No hay que olvidarse nunca de dónde uno viene.

-¿Te sigue gustando trabajar en el campo o ya quedó en el pasado eso?

-Claro que sí, me gusta. Estuve ahí antes de venir a River e hice de todo un poco. Principalmente trabajar con los animales, más quye nada con las vacas, que hay que encerrarlas y darles agua y comida. Esas costumbres no las perdí. Al contrario, me relaja hacer esas cosas.

-¿Tenías idea de lo que te ibas a encontrar en River?

-Claro, por supuesto. Sé las exigencias que tiene River y siempre tenés que estar a la altura. Para mí es un sueño poder jugar en el campeón de América, ya lo he dicho. Cuando me llamaron no lo podía creer y lloré de alegría porque todo jugador sueña con jugar en un club grande como River.

-¿La adaptación te resultó más sencilla de lo que pensabas?

-Bueno, yo simplemente trato de hacer mi trabajo, lo que el profe me pide adentro de la cancha. Y por suerte mis compañeros me han recibido muy bien y me he adaptado rápido, aunque tengo claro que debo seguir mejorando.

-¿Encontraste muchas diferencias entre el fútbol argentino y el paraguayo?

-La mayor diferencia que he notado es que acá se corrre mucho, es muy dinámico el fútbol argentino y estoy tratando de adaptarme lo más rápido posible a esa diferencia de ritmo, porque allá no se corría tanto. Acá son muy intensos todos los partidos y hasta los entrenamientos.

-¿Qué aprendés de Gallardo en el trabajo día a día?

-La verdad es que aprendo muchas cosas con el profe, aunque lo que más me sorprendió es que es muy exigente, que no te regala una, y eso es muy bueno para cualquier jugador.

-¿Escuchaste que te han comparado con tu compatriota Celso Ayala, quien tuvo un paso muy exitoso por el club?

-Me han dicho algo, sí. Significa mucho que me comparen con Celso, un jugador tan importante para mí país y que dejó un gran recuerdo aquí en River. Yo no creo que llegue a su altura, pero me pone muy feliz que haya gente que me compare con él.

-¿Los referentes como Ponzio y Pinola, entre otros, tuvieron alguna charla con vos cuando te incorporaste al plantel?

-Claro, cuando llegué ellos me hablaron y me dijeron que tenía que jugar tranquilo, que este plantel es una familia muy humilde y que me iba a adaptar muy rápido al equipo y al grupo. Eso me ayudó mucho.

-¿Y tu relación con el hincha de River cómo es hasta el momento?

-Acá el fútbol se vive de manera muy especial y para mí el apoyo del público es algo muy importante. La gente de River se hace notar y que me apoyen a mí en lo personal significa que me estoy ganando de a poco el cariño del público de este club.

Con apenas 22 años, Rojas muestra cualidades futbolísticas de un defensor consagrado y una mentalidad prácticamente hecha a medida de este River de Gallardo. Es más, partido a partido genera que la emblemática figura de Jonatan Maidana se vaya extrañando cada vez menos. Su debut en la Primera de Guaraní fue hace apenas un año y medio, en 2017, y hasta su desembarco en River había jugado 79 partidos en los que había convertido cinco goles. También integró la selección de Paraguay con Francisco Arce como técnico en las Eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018 (estuvo en el banco en el 3-0 ante Chile). De hecho, el mismo entrenador, el Chiqui, fue quien lo puso en Primera y lo consolidó como zaguero central. “Yo en las Inferiores jugaba de lateral derecho, de cuatro. Subí a la Primera en ese puesto hasta que un día se lesionó el marcador central, me pusieron ahí y ya quedé”, cuenta.

-¿Cuál es tu principal virtud? ¿Cómo te venderías en un mercado de pases?

-La velocidad. Una de las mayores virtudes que tengo es la velocidad. Claro que tengo un montón de cosas por mejorar y eso me lo va a ir diciendo el profesor (Gallardo), como lo está haciendo desde que llegué.

-Los refuerzos que se suman a River vienen con el objetivo y el deseo de ganar la Copa Libertadores. ¿A vos te pasa lo mismo?

-¡Por supuesto! Como todo jugador que llega a River, mi mayor sueño es levantar la Copa Libertadores. Pero tengo que ir partido a partido y no perder de vista ningún objetivo, porque también estamos enfocados en ganar todos los partidos que quedan en el torneo local para poder entrar a la Libertadores del año que viene. Yo creo que es posible lograrlo porque venimos mejorando como equipo y hemos logrado buenos resultados en las últimas semanas.

-¿Cuántas veces te imaginaste jugando un Superclásico ya?

-Bueno, eso sería algo muy lindo pero ya llegará el momento. Por ahora tengo que trabajar duro para ganarme un lugar y ayudar al equipo con lo que me pida el profesor.

-¿Pensaste que te ibas a ganarte la titularidad tan rápido?

-Yo vine con la intención de jugar, como todo futbolista. Obviamente que sabía que no iba a ser algo fácil porque River tiene grandes jugadores y hay mucha competencia. Lo importante es que pude aportar lo mío desde el primer momento y me fui haciendo un lugar en base al trabajo. Igual sé que esto recién empieza y tenemos mucha competencia por delante. Lo bueno es que es un plantel en el que todos estamos preparados para ayudar al equipo y juegue quien juegue, los compañeros siempre están apoyando.

 

Fuente OLE