La VoZ digital | El europeísmo resiste en España

2019-03-07 | 11:30

Nueva tendencia como sociedad

El europeísmo resiste en España
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La decepción es una palabra que aglutina a todos La decepción es una palabra que aglutina a todos
Incertidumbre en próximas elecciones europeas

laVozDigitalpy/Mundo.- Uno de cada dos españoles cree que la palabra 'decepción' es la que mejor resume sus sentimientos sobre situación social y política del país, y uno de cada cuatro se inclina más bien por 'rabia'. Nos preocupan, abrumadoramente y a diferencia del resto del continente, el paro y "los problemas del sistema democrático" así como la "confrontación política y social", pero para nada, en perspectiva, los impuestos demasiado altos, la inmigración, la inseguridad o el crimen. Creemos, también a diferencia de casi todos nuestros vecinos, que hay que distribuir a los inmigrantes que entran a Europa a lo largo de todos los Estados miembros, promover su integración y no cerrar la frontera e impedir su entrada. Los españoles apostamos sin duda por una "integración más fuerte en la UE", pero al tiempo somos los que vemos con mejores ojos (o al menos con poca preocupación) la idea de medidas proteccionistas en la economía, según el diario El Mundo de Madrid.

 

El perfil del español se aleja diametralmente del de otros socios cuando se les pregunta si los nacionales deben ir siempre primero, como idea general, con porcentajes hasta tres veces superiores en el rechazo a la postura de austriacos, polacos o franceses. Somos federalistas a nivel comunitario (el 30%) o si no, partidarios de una integración todavía más fuerte sin llegar a ese extremo (37%). Y nos sentimos lejos o muy lejos de conceptos tan en boga como populismo, soberanismo o nacionalismo.

 

El europeo, en cambio, aunque igualmente decepcionado está más preocupado por el aumento de la pobreza o la caída de los salarios. Es escéptico sobre la profundización en la integración europea. Recela claramente del emigrante y pide seguridad y más control en las fronteras. Ve claramente el choque con el estamento político y apoya movimientos más radicales que el español. Apoya claramente la idea de que sus nacionales deben ir siempre primero. Así se desprende al menos de la primera oleada de un estudio multinacional realizado por institutos demoscópicos de seis países comunitarios en colaboración con diferentes medios, una encuesta con un trabajo de campo de al menos 1.000 entrevistas por país hecho en la última semana de febrero y que en nuestro caso ha coordinado Sigma-DOS.

 

Las próximas elecciones europeas no sólo son las más emocionantes y con una carga política mayor que cualquier previa. En éstas, se vote en clave nacional como casi siempre o no, existe de fondo un verdadero debate sobre la UE, las prioridades, las preferencias. El debate migratorio ha marcado la agenda en Europa desde 2015, mucho más de lo que en España se ha percibido, y la cita del 23 al 26 de mayo va a reflejar de norte a sur y de este a oeste fracturas muy pronunciadas. Porque aunque haya desafíos comunes, los miedos no son ni mucho menos parecidos. Ni las prioridades. Y entenderlo es básico para comprender el mapa que resultará de las urnas, los precarios equilibrios que se intuyen ya y las alianzas imposibles que tendrán que hacerse realidad si se pretende gobernar de forma realista, práctica, la UE post Brexit.

 

UNO DE CADA DOS, DECEPCIONADO

Los ciudadanos del Viejo Continente parecen compartir ciertas percepciones. Sean alemanes (40,3%), austriacos (31,8%), italianos (28,1%), franceses (36%) o españoles (46,2%), "decepción", "tristeza", "rabia" o "desagrado" son los vocablos, las emociones, que antes afloran cuando evocan en la situación social y política existente en sus países. La rabia es algo más fuerte entre las mujeres españolas, casi 10 puntos por encima de los hombres, que se decantan inequívocamente por la decepción, algo en lo que se reflejan uno de cada dos. Y hasta un 56% de los votantes de Ciudadanos en las últimas elecciones.

 

Hay cierto aire pesimista, sin caer en el fatalismo. Un clima tenso en los sentimientos evocados, que empujan hacia la pelea y el choque más que hacia la apatía. Porque quizás se dibuja un agujero, pero en cierto modo también muchos intuyen una salida, un aire de "esperanza" o "expectativa", pero no de "confianza (sólo lo reivindica el 1,7% de los españoles), felicidad o serenidad, términos minoritarios cuando no ausentes totalmente del vocabulario sentimental.

 

La realidad depende del prisma, del ángulo. El 54% de los españoles creen que el paro es el principal problema, frente a un 2,5% de los alemanes, el 3,7% de los austriacos o el 1,7% de los polacos. El 27% de los italianos creen que los impuestos son demasiados altos, y coinciden uno de cada cinco franceses y austriacos. En cambio, ese debate apenas le resulta prioritario hoy al 2,4% de los españoles, independientemente de su orientación política, su edad o su sexo.

 

La inmigración preocupa seriamente casi al 39% de los austriacos, que dieron su apoyo en las últimas elecciones a una coalición formada por la derecha y la extrema derecha. Al 30% de los alemanes y al 23% de los franceses, pero sólo le resulta prioritario al 6,4% de los españoles y, sorprendentemente, al 2,4% de los polacos. Igualmente, mientras en Europa central los porcentajes de inquietos por el crimen, la violencia y la seguridad oscilan entre el 20% y el 30%, a únicamente el 6,6% de los españoles les pasa lo mismo.