La VoZ digital | "Verle a mi hijo con los tubos desprendidos fue una victoria grande para nosotros"

2020-06-03 | 06:56

Exceso policial

"Verle a mi hijo con los tubos desprendidos fue una victoria grande para nosotros"
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Gentileza. Gentileza.
Ricardo Riquelme, padre del niño que fue baleado por dos policías, dijo que su hijo ya fue desprendido de los tubos y que se encuentra en buen estado de salud. Agregó que ya respondió con un movimiento de manos cuándo él y la madre se acercaron al niño. El menor recibió tres impactos de bala de los uniformados.

El niño de tan solo 6 años ingresó el sábado en horas de la noche al Hospital del Trauma, con dos impactos de bala en al zona de la ingle y otro de refilón. Fue asistido y luego intervenido quirúrgicamente en una operacón que duró unas seis horas. 

Riquelme agradeció a las personas que auxiliaron a su hijo y lo llevaron al Hospital de Luque y posteriormente al Hospital del Trauma para que pudiera ser atendido.

«Dios puso a las personas correctas para que mi hijo se salvara de la muerte porque mi hijo llegó muerto acá», refirió a Radio Ñanduti. 

 

El caso

Ana Girala presentó imputación por los hechos punibles de homicidio doloso en grado de tentativa, lesión corporal en el ejercicios de funciones y omisión de auxilio a los efectivos policiales que en una persecución ilegal de un vehículo dispararon e hirieron gravemente a un niño de 6 años.

Los agentes procesados son el oficial Derlis Sanabria y el suboficial Juan Amarilla, ambos agentes de la Comisaría Primera Central de la ciudad de San Lorenzo. Ambos ya se encuentran privados de libertad.

En la noche del sábado, un automóvil Toyota Runx de color negro fue perseguido y baleado por una patrullera de la Comisaría.

Ricardo Riquelme estaba al mando de Toyota, iba acompañado por su esposa, su hijo de 6 años (herido) y un bebé de dos meses. Ellos regresaban a su vivienda del Hospital Materno Infantil del barrio San Pablo.

El conductor comentó que buscó un lugar con testigos para quedarse. La actitud de los policías fue bastante sospechosa, ya que según Riquelme ellos estaban en un lugar oscuro, entonces para no pasar frente a ellos por temor, dio la vuelta eligiendo otro camino, y ahí los policías siguieron a la familia que regresaba a su casa.

La persecución empezó en la zona de Yvera, jurisdicción de la Comisaria Primera, y terminó ya en la zona de Luque. Hubo un recorrido de ocho kilómetros, con disparos de los policías hacia el vehículo de la familia.  

Finalmente, ya en un lugar donde había personas, paró Riquelme y pidió ayuda. Comentó que los policías no auxiliaron al niño, sino solo lo querían esposar a él.

“Lo único que quería era llegar donde había gente para que me puedan auxiliar, pero al parar los policías me agarraron y me pegaron como un criminal. Mi hijo me decía 'me duele papa', y los policías no me ayudaron, lo único que querían era apresarme y no les importó la vida de mi hijo”, dijo el padre en una entrevista con Telefuturo.

Los testigos fueron los que auxiliaron al niño, que fue llevado de urgencia hasta el Hospital del Trauma.

La fiscala Girala ordenó el alcotest a los policías, que resultaron negativos, además de pruebas de nitrito y nitrato. También solicitó imágenes de circuito cerrado de la zona e informes sobre la orden de trabajo de los efectivos a fin de indagar sobre el tipo de procedimiento que estaban realizando en el sitio donde se inició la persecución contra el móvil particular.