2023-02-22 | 09:44
AviaciónCien años de la aviación militar paraguaya
Estos sucesos llamaron la atención de un intrépido joven destinado a pasar a la inmortalidad como padre de la aviación en nuestro país, Silvio Pettirossi, quien se convertiría en el primer piloto aviador paraguayo en el año 1.903.
Sus acrobacias demostraron audacia de un aviador lleno de gallardía y por sobre todo, de patriotismo, quien despertó la admiración del mundo entero y el sueño de contar con una escuela de aviación.
A Pettirossi le siguieron los pasos otros soñadores como Carlos de Paoli y Francesco Montanari, quienes participaron en la Primera Guerra Mundial, además de Arturo Escario, Victorio Barbero, Francisco Cusmanich y Luis Guanes, quienes también formaron parte del selecto grupo de primeros aviadores paraguayos.
Comentó que sin lugar a dudas en aquel tiempo se requería de mucho coraje para aventurarse en máquinas voladoras para lograr la hazaña de retornar nuevamente a tierra firme y más aún, sosteniendo el sueño de que en algún momento llegará a hacerlo sobre tierra guaraní.
Ese sueño comenzaba a tomar forma a inicios del año 1.920 cuando se realizaba los trabajos de mensura de la tierra denominada Campo Grande para la futura sede de la Escuela de Aviación Militar, lugar donde hoy nos encontramos, exteriorizó.
En el año 1922 el Gobierno paraguayo contrató a un grupo de militares italianos para la organización de la anhelada escuela y finalmente, el 22 de febrero de 1923 por Decreto 15.787 se creó la Escuela de Aviación Militar, nombrándose como director al aviador italiano Nicolás Bo, quien fuera veterano de la Primera Guerra Mundial, recibiendo el rango de teniente primero honoris causa.
Un aporte fundamental lo dio también la misión militar francesa que llegó en el año 1.926, formando a la primera promoción de aviadores militares al año siguiente y a la primera promoción de mecánicos aviadores en 1.928.
Durante la Guerra del Chaco, iniciada en 1932, el aporte del argentino Vicente Almonacid, fue sumamente importante debido a su vasta experiencia en combates aéreos. En esta contienda se pondrían a prueba a los pilotos y mecánicos recientemente formados en las duras y calurosas campañas del Chaco.
Los años posteriores fueron testigos de vuelos más altos y veloces, sumado al crecimiento de la infraestructura aeronáutica. Durante los años 1.960 gracias al apoyo de los Estados Unidos se concretó la obtención de numerosas aeronaves que permitieron conectar los lugares más inhóspitos del país.
En el 1.979 la Fuerza Aérea recibió la primera dotación de aeronaves a reacción de procedencia brasileña, marcando nuevas tendencias en la aviación de combate en el Paraguay. Mientras que en 1982 se sumaron otros equipos chilenos que hasta el día de hoy son utilizados para el cumplimiento de la misión militar.
“Esta historia está compuesta por diversos actores nacionales y extranjeros, una historia que a pesar de sus altibajos tiene un común denominador que es el espíritu latinoamericano, teñido de paz y amistad”, añadió.
Aseguró que este primer siglo es solo un aterrizaje, una escala técnica, ya que desde hoy emprendemos un nuevo vuelo con el desafío de hacer cosas más grandes, de volar más alto y más lejos en cumplimiento de nuestra misión internacional y de esa manera seguir trabajando en cooperación internacional.