“Le dieron una pena ridícula, inentendible, para la socie­dad incomprensible y, sobre todo, indignante”, opinó el fiscal Rubén Moreno. Ayer se anunció que se apelará el fallo, recordando que se probó ante el tribunal el daño psicológico en el menor que fue tratado de “menti­roso” por el acusado durante el juicio.

Los hechos ocurrieron en el 2015, cuando la madre del chico denunció que el cura se “enamoró” de su hijo, que entonces tenía 13 años. Desde el 2010 tuvo que criar sola al muchacho porque su marido la abandonó.

El niño era “rebelde”, según comentó, y por eso decidió pedir la asistencia del sacer­dote. El párroco iba a visi­tar al menor, le daba regalos, incluso una costosa guitarra electroacústica. Lo llevaba a diario en su auto al colegio, a pasear y a cenar en lugares costosos.

La madre llevó al chico a exá­menes médicos que compro­baron el abuso. El hecho fue tan sonado que hasta el papa Francisco está siguiendo de cerca el caso, informó Nel­son Acosta, vicario judicial del Arzobispado de Asunción.

Fuente: LaNación